entresuelo




[...]



Tiene los pechos dulces, y de un lugar a otro de su cuerpo hay una gran distancia: de pezón a pezón cien labios y una hora, 
de pupila a pupila un corazón, dos lágrimas. Yo la quiero hasta el fondo de todos los abismos, hasta el último vuelo de la última ala, cuando la carne toda no sea carne, ni el alma
sea alma. Es preciso querer. Yo ya lo sé. La quiero. ¡Es tan dura, tan tibia, tan clara!
Esta noche me falta. Sube un violín desde la calle hasta mi cama. Ayer miré dos niños que ante un escaparate
de maniquíes desnudos se peinaban. El silbato del tren me preocupó tres años, hoy sé que es una máquina. Ningún adiós mejor que el de todos los días a cada cosa, en cada instante, alta la sangre iluminada.
Desamparada sangre, noche blanda, tabaco del insomnio, triste cama.


J. Sabines

CANELA MOLIDA POR LA MAÑANA

cuántas veces



[...]
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
// En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.// Pero yo ya sabía cómo era. De pronto mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.// Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

P. Neruda, Poema XXII

UN CÁLIDO INVIERNO





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Vamos a guardar este día...



Vamos a guardar este día
entre las horas, para siempre,
el cuarto a oscuras,
Debussy y la lluvia,
tú a mi lado, descansando de amar.
Tu cabellera en que el humo de mi cigarrillo
flotaba densamente, imantado, como una mano
acariciando.
Tu espalda como una llanura en el silencio
y el declive inmóvil de tu costado
en que trataban de levantarse,
como de un sueño, mis besos.

La atmósfera pesada
de encierro, de amor, de fatiga,
con tu corazón de virgen odiándome y odiándote.
todo ese malestar del sexo ahíto,
esa convalecencia en que nos buscaban los ojos
a través de la sombra para reconciliarnos.
Tu gesto de mujer de piedra,
última máscara en que a pesar de ti te refugiabas,
domesticabas tu soledad.
Los dos, nuevos en el alma, preguntando por qué.
Y más tarde tu mano apretando la mía,
cayéndose tu cabeza blandamente en mi pecho,
y mis dedos diciéndole no sé qué cosas a tu cuello.

Vamos a guardar este día
entre las horas para siempre.

J. Sabines

Solamente en las noches



escribiendo
he pedido, he perdido.

en esta noche en este mundo
abrazada a vos,
alegría del naufragio.

he querido sacrificar mis días y mis semanas
en las ceremonias del poema.

he implorado tanto
desde el fondo de los fondos
de mi escritura.

Coger y morir no tienen adjetivos.

Alejandra Pizarnik

OPERACIÓN UNAM (=

CUANDO DUELE EL CORAZÓN...







te quiero mucho
y lo haré siempre...


29 abril 2010




Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno, me receto TIEMPO, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho ni es poco. Es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo qué calor hace, dame agua, ¿sabes manejar?, se hizo de noche. Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho ya es tarde, y tú sabías que decía te quiero.

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras. Guardarlo. Acariciarlo. Tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


J. Sabines, Bellas Artes, 1994

México




www.Tu.tv

LA SAINT FESTIN !




Muy buen corto de Daffis y Marchand, ganador de muchos festivales y eso. Lo mejor es el acento belga caricaturizado de todos los personajes, a quienes por cierto, da voz un solo actor.


La Saint-Festin
Cargado por laorilla. - Mira más videos de TV y películas.

DALÍ


El gran masturbador de la memoria. Así es Salvador Dalí (1904-1989), que en sus obras, no sólo encarna sus sueños, sino que llevan siempre dentro algo de poesía, de provocación a los sentidos de la memoria, y comprender su obra es siempre un placer. La pintura “Persistencia de la memoria” (1931), una de las más célebres del arte español, no es la excepción. En ella puede percibirse el sueño que es el tiempo. Esta pintura habla del hombre y lo empata con el tiempo.
     El tiempo es un elástico. El problema es que después de tanto estirarlo, se hace guango, se estropea, no sirve más. Los relojes están varados, muertos en una playa, están blandos, se derriten con el tiempo.
     En esta pintura, los relojes son débiles frente a la naturaleza, que permanece incólume ante el tiempo, se renueva, revive. El tiempo no es como la naturaleza, porque un instante muere tras otro y nunca vuelve. El mundo natural está siempre ahí. La mosca parada sobre el reloj es el punto medio entre la naturaleza y el tiempo, quizá por eso sea tan molesta, es efímera, pero siempre vuelve, está en todo lugar, siempre.

     El hombre no es sino la memoria de lo que él mismo es, de lo que ha sido a través del tiempo. Un hombre sin memoria es un hombre sin tiempo, necesita del tiempo para descubrirse a sí mismo. Sobre la arena, un reloj ciñe un rostro humano. La concepción que el ser humano tiene del tiempo lo constriñe, las horas lo atan, la puntualidad es ineludible, la vida del hombre se rige por el reloj, hay una hora para dormir, otra para reír, otra para morir. Esta obra puede interpretarse como el absurdo del tiempo. El tiempo existe gracias al hombre, es éste el que lo ha convencionalizado, pero en la isla desierta, el tiempo se pone blando y se diluye bajo el sol. Medir el tiempo acaba con él, lo disuelve.
     El placer viene a la memoria, cuando vemos en cada reloj a un hombre. El reloj es el instrumento del tiempo, el hombre es el instrumento de la vida. El tiempo termina al reloj, la vida al hombre.
     El ser humano se equipara en esta pintura al tiempo. Es tiempo. Una vez que ha pasado, no volverá, pero queda, en la memoria de otros hombres, la constancia de que ha existido. En nuestra memoria queda el rastro del tiempo que ya no está, pero existe aún.